12 de marzo de 2014

Semejantes

si solo tuviéramos el lenguaje
estaría todo el rato apilándote palabras
apilaría y apilaría
y al final del día tendría un montón de palabras reunidas
que metería hábilmente en mensajes, en poemas, en ensayos

todas esas palabras estarían haciendo,
bueno, haciendo no,
estarían significando distintas cosas
que es lo que hacen las palabras

yo trataría de apaciguarlas
las convencería para que suavizaran sus diferencias
con el objetivo de aparentar una cierta armonía
y así poder acercarme a ti...
otras veces las haría tronar como un enjambre
haría que afilasen sus semas picudos con ironía
y al final de la campaña les daría la satisfacción
de describir tu carne: su olor, su textura,
su flexibilidad o su rebeldía
irían pasando de sustantivos a adjetivos
como de padres a hijos

no sé
otro día igual me da por decir que no existes
o no me da la gana concretar el trazo en una letra y luego otra
y solo me apeteces como mancha de tinta en la frente de un fusilado

lo que es seguro es que repetiría siempre
y poco a poco iría formándose
en torno a lo que nosotros somos en el lenguaje
una gran geografía de mi deseo,
que poblaría con una extensa mitología
de brutas y sofisticadas alimañas

antes de entrar a nuestro mundo habría por supuesto
un funcionario que nos desmembraría amablemente
y nos reduciría a picadillo, a puro polvo;
luego nos arrojaría al viento por separado

así desde grano de arena iríamos recorriendo
todos los roles de esta alucinación,
sabiendo del otro solo que existe
y que está formando parte tal vez de un río
o de un verbo o de un fantasma o de una escafandra
nos encontraríamos siendo luz
animal o fenómeno atmosférico
como duda o arranque de ira
horizonte o utopía o silencio
como ausencia
o como monos humanos
o causa o estructura o partícula
en cualquier caso como inquilinos de una realidad prestada

de todas esas formas
encontraría yo la forma
de enredarme contigo
y sería además irremediable

pero resulta que no solo tenemos palabras:
yo tengo también ojos y brazos y piernas
y unos labios preciosos, muy finos,
y también tengo un pecho una cabeza
y unas manos de las que me encanta fardar

exactamente igual que tú

lo que finalmente nos convierte en semejantes,
inquilinos de un ser incompleto y libre en una tierra prestada;
creo que deberíamos hacer algo mejor que estar escribiéndonos y leyéndonos,
creo que deberíamos hacer algo que haga avergonzarse a los muertos de no estar vivos

1 comentario:

  1. Dices que deberíamos hacer algo mejor que estar escribiéndonos y leyéndonos. Pero no es tan fácil. A mi me encanta cada palabra que apilas para crear todo lo que haces y no me gusta que la gente me lea, me da miedo.
    Así que no, me quedo entre las sombras (aunque no sea difícil alumbrarlas) avergonzada pero leyendo cada verso.

    ResponderEliminar