si solo tuviéramos el lenguaje
estaría todo el rato apilándote
palabras
apilaría y apilaría
y al final del día tendría un montón
de palabras reunidas
que metería hábilmente en mensajes,
en poemas, en ensayos
todas esas palabras estarían haciendo,
bueno, haciendo no,
estarían significando distintas cosas
que es lo que hacen las palabras
yo trataría de apaciguarlas
las convencería para que suavizaran
sus diferencias
con el objetivo de aparentar una cierta
armonía
y así poder acercarme a ti...
otras veces las haría tronar como un
enjambre
haría que afilasen sus semas picudos
con ironía
y al final de la campaña les daría la
satisfacción
de describir tu carne: su olor, su
textura,
su flexibilidad o su rebeldía
irían pasando de sustantivos a
adjetivos
como de padres a hijos
no sé
otro día igual me da por decir que no
existes
o no me da la gana concretar el trazo
en una letra y luego otra
y solo me apeteces como mancha de tinta
en la frente de un fusilado
lo que es seguro es que repetiría
siempre
y poco a poco iría formándose
en torno a lo que nosotros somos en el
lenguaje
una gran geografía de mi deseo,
que poblaría con una extensa mitología
de brutas y sofisticadas alimañas
antes de entrar a nuestro mundo habría
por supuesto
un funcionario que nos desmembraría
amablemente
y nos reduciría a picadillo, a puro
polvo;
luego nos arrojaría al viento por separado
luego nos arrojaría al viento por separado
así desde grano de arena iríamos
recorriendo
todos los roles de esta alucinación,
sabiendo del otro solo que existe
y que está formando parte tal vez de
un río
o de un verbo o de un fantasma o de una
escafandra
nos encontraríamos siendo luz
animal o fenómeno atmosférico
como duda o arranque de ira
horizonte o utopía o silencio
como ausencia
o como monos humanos
o causa o estructura o partícula
en cualquier caso como inquilinos de
una realidad prestada
de todas esas formas
encontraría yo la forma
de enredarme contigo
y sería además irremediable
pero resulta que no solo tenemos
palabras:
yo tengo también ojos y brazos y
piernas
y unos labios preciosos, muy finos,
y también tengo un pecho una cabeza
y unas manos de las que me encanta
fardar
exactamente igual que tú
lo que finalmente nos convierte en
semejantes,
inquilinos de un ser incompleto y libre
en una tierra prestada;
creo que deberíamos hacer algo mejor
que estar escribiéndonos y leyéndonos,
creo que deberíamos hacer algo que
haga avergonzarse a los muertos de no estar vivos
Dices que deberíamos hacer algo mejor que estar escribiéndonos y leyéndonos. Pero no es tan fácil. A mi me encanta cada palabra que apilas para crear todo lo que haces y no me gusta que la gente me lea, me da miedo.
ResponderEliminarAsí que no, me quedo entre las sombras (aunque no sea difícil alumbrarlas) avergonzada pero leyendo cada verso.