Y una vez más la nada.
Los fósforos decapitados.
La niebla.
Un traje nuevo,
el terror.
El misterio del traje nuevo.
La sala de espera
del crematorio.
Número treinta y tantos.
La ciudad que avanza lenta,
atravesando el río.
31 de agosto de 2012
26 de agosto de 2012
La gravedad
Caer a través.
Caer como quien cae hacia un pronombre,
un qué, un alguien, un ningún.
Caerse de los cines y de los templos;
caerse de los paseos y de las vías,
de los parques y de las líneas de autobús.
Creerse la macroeconomía
mientras se cae.
Olvidar la residencia en las nubes
y perder el sujeto de los versos cayendo.
Dejar vacío el pedestal de la cordura,
romperse hasta los abandonos con la caída.
Rodar sábanas abajo.
Caer música arriba.
Aplicar
la gravedad
a tus zapatos de baile.
Caer como quien cae hacia un pronombre,
un qué, un alguien, un ningún.
Caerse de los cines y de los templos;
caerse de los paseos y de las vías,
de los parques y de las líneas de autobús.
Creerse la macroeconomía
mientras se cae.
Olvidar la residencia en las nubes
y perder el sujeto de los versos cayendo.
Dejar vacío el pedestal de la cordura,
romperse hasta los abandonos con la caída.
Rodar sábanas abajo.
Caer música arriba.
Aplicar
la gravedad
a tus zapatos de baile.
25 de agosto de 2012
Ruido blanco
Llegó el incesante
matraqueo de los engranajes,
no en coches
no en aviones
no en relojes
no en sofisticados aparatos;
aunque
sí en coches
sí en aviones
sí en relojes
y en sofisticados
e inútiles
aparatos;
pues el estertor impúdico
que acabó con las aves
y relegó a las plantas al reino del
olvido
provenía
del pecho de los hombres.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)