5 de abril de 2014

Después, luego

no me importa quiero despedirme de ti
o mejor no te vayas

abrázame aquí necesito que veas esto
estoy bloqueando muchas cosas

miénteme o por lo menos
no me digas la verdad

me estoy empalmando
y no me apetece nada

pero por qué me conoces tan bien
otra vez me has hecho llorar

mejor no me hables de lo que quieres
los dos tenemos ese cromo repetido

diecinueve horas contigo
me hace cosquillas tu aire

sacar el clavo por el otro lado de la madera
lleno de astillas y tripas de árbol
colgar luego un adorno del agujero de trepanación

fumar un cigarrillo bajo la lluvia vertical
haciendo un pequeño submarino bajo el paraguas
después con un ligero mojándome
dejaré que el humo caiga sobre las estrellas

después
luego

la distancia al infinitivo es
el secreto de tu coxis
mi cuarto lleno de ausencias inquisidoras
y yo colgado del techo como un vampiro borracho de flujo

ya no somos niños
pero tenemos nuestros juegos

ah los jóvenes somos así
siempre con un pie metido en la guerra
siempre con la cabeza demasiado hueca

ah los románticos
nunca dejaremos en paz la botella de veneno
nunca aceptaremos que el capitán no se hunda con el barco en una sincronía de tango

esperaré a que pase el siguiente tren
como si pudiera hacer otra cosa

me acompaña el olor a moho de los andenes abandonados y
la rayuela azul que he pintado en el techo y
los planes de atentado para tu cumpleaños y
la decrépita luz de agonía sostenida durante meses
que permite arropar el martirio apreciarlo medirlo...
tan suave y tan ronca que ya no sé si la oigo desde el más allá

seguiré señalando los hilos de las marionetas con los ojos
seguiré mirándote las muñecas aunque sea de mala educación
pero ahora voy a mostrar algo de alegría
porque quiero aprender a pedir de nuevo.

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