10 de noviembre de 2014

El que contesta aquí soy yo.

Señor Grau;
ya que no va a dimitir ni a hablar de su imputación,

díganos al menos:

¿cómo le gusta la tortilla de patata?

Si los aparatos de su partido se lo permiten,
por favor especifique también
si la prefiere con cebolla o sin cebolla;
y no se preocupe por utilizar tecnicismos,
pues un pueblo tan castigado como el nuestro
a la fuerza sabe algunas cosas sobre patatas y repartos.

Entreténganos al menos.
Cuéntenos qué tal va el Valencia
o cómo es un intestino por dentro.
Haga algo útil. Gánese su(s) cacahuete(s).

¿O es que no se quiere dar cuenta?

Porque usted ya es pez barbado.

Le estamos preguntando por la verdad
-tómeselo como un ejercicio de ternura-
y responder con la verdad es por lo que usted cobra un sueldo público.

Y usted solo dice NO.
Ni tan siquiera dice nunca.

Pero su no de pecho no nos anodada.
Pesa menos que un auto del juez,
menos que una azada,
menos que los libros que estudio,
menos que el micro de un periodista.

Sin embargo es capaz de escacharle a usted.

Nadie como un cirujano
para saber cuándo hace falta cirugía.

Por eso nos extraña que no solicite su dimisión,
y preguntar por ella no es más que nuestra excusa
para que nos cuente la verdad.

¿Cuál es su excusa para no hacerlo?

Si le parece mal hablar con nosotros,
no se preocupe, ya hablará desde el banquillo.

Le compraremos una grada entera si quiere.
Será por imputados.

Usted dice tener sus propias líneas.
Y aquí tiene las mías.

https://www.youtube.com/watch?v=9l0IbEI7GHY

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